Es bien sabido que el cuero ha sido un protagonista en la industria manufacturera, a tal punto de necesitar una alternativa para poder cubrir la demanda del mercado y para reducir el impacto de la industria textil en los animales. Ahí es donde entra en juego el cuero sintético, también conocido como cuerina o polipiel.
Desde la creación de esta variante ha habido un debate entre las distintas preferencias por el material. Algunos prefieren el cuero sintético por factores como la elasticidad y la recuperación del material, que lo convierte en una opción ideal para tapicerías, mientras que otros prefieren el cuero natural, por su resistencia, tacto o capacidad de aislamiento térmico.
Para poder elegir el mejor material para nuestras creaciones, es importante conocer las diferencias entre cada uno. Sin embargo, antes de empezar a ver cuáles son, vamos a conocer qué son y cómo es el proceso de obtención.
¿Qué es el cuero natural?
Este material, tanto por su nombre como por el recurso en sí, nos dice que es la propia piel del animal. No obstante, podemos profundizar y definir el cuero natural como un material proveniente de una pequeña capa del tejido que recubre a los animales, cuyas propiedades (como la flexibilidad y la resistencia) le permiten ser un recurso transformable ideal. Así, en su posterior manipulación, mediante lo que denominamos proceso de curtido, se consigue transformar la piel putrescible en lo que conocemos como el cuero, que es incapaz de pudrirse.
Al igual que existen diferentes tipos de pieles en el reino animal, también existen diferentes tipos de cuero entre los que elegir, según lo que se quiera fabricar y la textura que se quiera dar.
Por otro lado, es necesario evitar confusiones: en los productos resultantes se suele denominar “piel” a aquel tejido que conserva el pelo natural y “cuero” al que no tiene pelo, al haber sido retirado. Por tanto, el acabado es muy distinto.
¿Y qué es el cuero sintético?
Por otra parte, nos encontramos con el cuero sintético que, como su nombre indica, se obtiene de forma artificial, utilizando otros materiales que buscan imitar las propiedades de flexibilidad, resistencia y textura del natural.
A lo largo de la historia han existido varios métodos para lograr un tejido similar a la piel. De entre todos ellos, podemos destacar dos: el primero fue creado en la ciudad de Alemania, a mediados del siglo XIX, usando la pulpa del papel como principal ingrediente, método que en la actualidad sigue utilizándose; y el segundo implica el uso del poliuretano sobre una base de poliéster, obteniendo como resultado el cuero polimérico.
Asimismo, este tipo de tejido puede denominarse también como “polipiel” y, actualmente, también se está empezando a utilizar el término “cuero vegano”.
Cuero natural vs cuero sintético
Como ya podemos deducir, la principal diferencia entre el cuero natural y el cuero sintético es su método de obtención, ya que uno es de origen animal y el otro de producción artificial. Adicionalmente, el primero se trata de un único material (la piel del animal) y el segundo son varios materiales.
Otro aspecto es el olor. El cuero sintético, debido a los distintos materiales empleados en su elaboración donde principalmente encontramos plástico, tiene un olor químico (o ninguno), mientras que el cuero natural tiene un olor bastante característico. Aunque en ocasiones se intenta dar cierto olor a los productos hechos con polipiel, el que desprende el material natural suele ser diferenciador.
Por otro lado, la temperatura del material también puede marcar la diferencia. Esto se debe a que el cuero sintético no tiene la capacidad de absorber el calor, característica con la que sí cuenta su contraparte natural. En esta misma línea, la propia resistencia al calor es otra de las diferencias fundamentales, mientras que el cuero natural tiene una alta resistencia al calor, cuando exponemos al cuero sintético a altas temperaturas, este tiende a deformarse, cambiar su color o, incluso, podría derretirse.
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